7/1/14

El perfil del comprador de vino online en España

Bodeboca, el primer club de venta privada online de grandes vinos en España, ha realizado un estudio interno sobre los hábitos de compra del consumidor de vino online en España.
El estudio, llevado a cabo a través de una encuesta online y un posterior análisis del comportamiento de compra de más de 150.000 socios,  muestra los principales gustos de los españoles a la hora de comprar vinos en la web.

Muestra los resultados desde el punto de vista del consumidor, y no de la industria. Los datos señalan que los compradores de vino online no dejan de crecer en España. Un reflejo de esto es el aumento de socios de Bodeboca que ha doblado el número en tan solo un año posicionándose como la mayor comunidad online de compradores de vino, premiada como la mejor tienda online de vino por la prestigiosa Guía Peñín.
Según Bodeboca, el retrato robot del comprador español de vino online es un hombre (86%) de entre 30 y 45 años (50%) aficionado al vino sin ser experto (72%) que fuera del canal online compra también en tiendas especializadas (75%), en las propias bodegas (48%) y en supermercados (40%).

Este perfil tiene predilección por las D.O de Rioja con un precio medio por botella de 15 euros y Ribera del Duero con media de 19 euros –juntas ocupan casi un 50% de las compras de Bodeboca-
Los blancos representan un 14% del consumo frente al 84% de los tintos. Los más demandados son los Albariños de Rías Baixas y los Verdejos de Rueda.

Uno de los datos más significativos del estudio es el aumento de la tendencia de compras desde dispositivos electrónicos. El año pasado el porcentaje de tráfico desde tabletas y smartphones supuso solo un 13%, cifra que este año ha aumentado hasta un 31% (un 18% desde teléfonos móviles y un 13% desde tabletas).
Por comunidades Bodeboca ha señalado que Madrid bebe casi el doble de vino que el resto, seguido por Baleares, país Vasco y Cataluña.

Como destaca “Vinetur” la conclusión del análisis es que los aficionados del vino valoran 6 factores determinantes a la hora realizar su compra de vino a través de este canal: la selección realizada de los vinos por el e-commerce, el precio, los costes de envío y los plazos de entrega, el servicio de atención al cliente, la cantidad y calidad del contenido y la usabilidad de la página a la hora de llevar a cabo el proceso de compra.

31/12/13

Diez razones para una alimentación ecológica y de proximidad X

Décima razón: la agricultura de proximidad ahorra los grandes viajes actuales de los alimentos

Esto es más que evidente. Si traemos naranjas de California no hacen el mismo recorrido que si las consumimos del valle del Guadalhorce en Málaga. Y esto tiene una repercusión sobre los precios pero sobre todo sobre el cambio climático, la frescura y temporalidad de los alimentos y el desarrollo local.

En el caso de España, un reciente trabajo ha dado resultados sorprendentes. España importa gran cantidad de alimentos y de manera creciente. En 2007 se trajeron de otros países unos 29 millones de toneladas de alimentos que supuso un 53% más que en 1995. El 42% provenían de Europa y el 49% de América. De África, aún estado más cerca, solo importamos el 3%.

El resultado de esta masiva importación de alimentos y de tan lejos en muchos casos es lo que ha venido en llamarse con razón “alimentos kilométricos”. En 2007, los alimentos que importamos viajaron una media de 5.013 km, unos 760 km más que en 1995.

Por tanto, existe una tendencia a incrementar cada año la cantidad de importaciones de alimentos y a aumentar los kilómetros de recorrido que estos efectúan. Si tenemos en cuenta que las exportaciones de alimentos a otros países en 2007 eran, valoradas en euros, no en toneladas, un 5% mayores que las importaciones, podemos colegir la de kilómetros adicionales que hacen nuestros alimentos viajando a otros países. ¿Qué ocurrirá cuando escasee la gasolina y su precio se suba por las nubes?

Obviamente, este trasiego aumenta la contribución de nuestra mesa al cambio climático. En 2007, las importaciones supusieron un aumento de CO2 a la atmósfera por el capítulo de importaciones de alimentos de 4.7 millones de toneladas, un 1.1% de todas las emisiones de España.Cuando mayor proximidad en la producción de alimentos todas estas cifras quedarían disminuidas y ganaríamos en autosuficiencia alimentaria y en resiliencia respecto a subidas en los precios del petróleo.




Razón eficiente
Al aforismo de partida que decía “somos lo que comemos” deberíamos añadir, después de este recorrido, otro que dijera: “nuestro buen vivir dependerá del trato que demos a nuestra madre T(tierra)”. “Tierra” con mayúscula como reconocimiento a nuestra pertenencia al gran ecosistema que llamamos Biosfera; y “tierra” con minúscula a causa de nuestra indagación de la etimología de la palabra “tierra”. Es sugerente que la palabra para denominarla hace miles de años, en lenguas indoeuropeas, fuese dhghem.De ella surgió la palabra humus, que es el trabajo de las bacterias en el suelo, y de la misma raíz surgieron humilde y humano.
La humanidad en su constitutiva humildad depende del humus (suelo y bacterias juntas) y de su vinculación a ese todo vivo que es nuestra casa común.

Como dice Jorge Riechmann: “Sin cuidar la tierra- conservando y mejorando aquella base de recursos naturales- y sin cuidar la Tierra- preservando la biosfera como una casa habitable para nosotros, las generaciones futuras de seres humanos y los incontables millones de seres vivos con quienes la compartimos- la humanidad no tiene futuro”

24/12/13

Diez razones para una alimentación ecológica y de proximidad IX

Novena razón: los alimentos ecológicos recuperan los saberes y sabores tradicionales

La agricultura lleva 10 mil años practicándose sobre la tierra, y hasta hace 50 años era un cultivo orgánico; los pesticidas y fertilizantes de síntesis son pues unos recién llegados pero han conseguido avanzar mucho en poco tiempo. Hoy se estima que los sistemas de cultivo vigentes en los países más industrializados alimentan a unas 1.200 millones de personas, la agricultura de la “revolución verde” a unas 2.500 millones y las agricultura de subsistencia o campesina a otras 2.200 millones de personas en el mundo. Ésta última se puede considerar agricultura “de siempre”, sin venenos ni químicos. No ha desaparecido ni mucho menos. Aunque hoy haya que incorporar algunos saberes nuevos pues la vida de la que hablamos no se detiene.

Por eso hay acumulado un saber campesino, de miles de años de prueba y error, en la que se han seleccionado cientos de variedades de cultivos y decenas de maneras de manejo del campo. Y en esos mismos años esta profesión, considerada como la más digna de las que se ejercen sobre la tierra, ha alimentado una población creciente.

¿Cómo es posible que la profesión más digna sobre la tierra intenten hacerla desaparecer las grandes empresas en su afán de lucro? La razón es bien sencilla: estas multinacionales no tienen ninguna relación ni con la cultura ni con la ética ni con las tradiciones, solo persiguen el máximo beneficio, el resto es romanticismo. Pues no, los campesinos siguen siendo la mejor profesión del mundo, y no solo por lo dicho antes sino también por que es la profesión que está en estrecho y permanente contacto con la madre Tierra: la conoce, la respeta y la disfruta. Los campesinos de pro son una fuerza ecológica sin igual. Practican eso que llama Martínez Alier “el ecologismo de los pobres”.




Y de los saberes derivan los sabores y éstos dependen de la diversidad y de los cultivos biomiméticos, no forzados. El sabor y los demás atributos sensoriales han sido estudiados por la citada profesora Mará Dolores Raigón6 y ha llegado a las siguientes conclusiones respecto a algunos alimentos: los vegetales convencionales suelen tener mayor calibre pero esto es un signo de inferior calidad ya que es consecuencia de los fertilizantes nitrogenados de síntesis.

Las formas de los alimentos frescos no procesados atienden a una diversidad que está en función de la variedad, técnicas de cultivo, condiciones agroclimáticas, etc. En los productos ecológicos se presentan formas más coherentes con el tipo de alimento y con las formas clásicas del fruto, lo mismo que ocurre con los huevos de gallinas de producción ecológica que presentan formas óptimas para el mercado. En cuanto a la textura, la profesora admite que las frutas de procedencia ecológica presentan significativamente mayor dureza que las otras, así la sensación más crujiente de las manzanas ecológicas sería un atributo positivo. En el caso del verdor de las lechugas, el color más intenso de las convencionales se debería al empleo de fertilizantes nitrogenados de síntesis, atributo que considera despreciativo por los consumidores. Por último manifiesta que, en general, los alimentos ecológicos son más aromáticos.

Pero la principal ventaja es que los alimentos ecológicos entran por los ojos por su variedad y diversidad frente a esa fila de productos coloreados, encerados, homogéneos y parejos de alimentos procedentes de agricultura industrial que nos presentan en los supermercados… Aunque es posible ir “convenciendo” a ciertos públicos, a base de mucha propaganda, que ese ejército de frutas y verduras desnaturalizado es más
atractivo y saludable.

Nada como una fruta con el “sello” de la picadura de un insecto pasa saber que esa pieza es digna de confianza.

20/12/13

Diez razones para una alimentación ecológica y de proximidad VIII

Octava razón: la agricultura ecológica y de proximidad conserva las semillas mejor adaptadas y las variedades locales.

Las semillas son estratégicas en la agricultura. Son la promesa de que la vida continúe. Por eso tienen tanto interés en ellas las grandes corporaciones multinacionales que tratan de apoderarse de ellas por medio de patentes, o de imponer los transgénicos que dominan.





En efecto, la llamada “revolución verde” se sustentaba de partida con las llamadas semillas de “alto rendimiento”, o mejor de “alta respuesta” a los fertilizantes sintéticos. Era, pues, un paquete completo al que se añadían los pesticidas y la maquinaria. Estas semillas las controlaban las multinacionales y, en general, presentaban una hibridación que las hacía casi estériles para sucesivas plantaciones, por lo que cada año los
campesinos dependían de las grandes corporaciones para comprarlas junto al resto del paquete tecnológico. Conclusión: alta dependencia las multinacionales y homogeneización de las semillas.

La agricultura ecológica practica las viejas costumbres campesinas: guarda las mejores semillas de cada cosecha para la siguiente siembra con lo que está contribuyendo a la fitomejoramiento de las mismas, e intercambia semillas con sus vecinos o en ferias de semillas. Con estas prácticas se mantiene la soberanía del campesino sobre las semillas, se promueve la diversidad, el mejoramiento fitogenético y la adaptación al territorio.

El “Informe sobre el estado de los recursos filogenéticos en el mundo” que publicó la FAO en 1996 indicaba que “a lo largo del siglo XX se ha perdido cerca del 75% de la diversidad genética de las especies cultivadas”, y en cuanto al ganado, los datos de la FAO indican que se han perdió más de mil razas y hay 1350 amenazadas, que representan un tercio de las 4.000 censadas en todo el mundo.

19/12/13

Bodega Schatz en Ronda Semanal

Si hace unos días os comentábamos el orgullo de haber sido premiado en los Luxury Adwards con el reconocimiento a la mejor web y al mejor proyecto, hoy queremos dejaros la referencia que los compañeros de Ronda Semanal han publicado sobre nosotros.


17/12/13

Diez razones para una alimentación ecológica y de proximidad VII

Séptima razón: el cultivo ecológico exige un manejo amplio de la biodiversidad

Es un lugar común en ecología la importancia de la diversidad de formas de vida para mantener la estabilidad y resiliencia de los ecosistemas. Los agrosistemas, aunque son formas artificiales creadas por el ser humano, si quieren tener la estabilidad, productividad y resiliencia de los ecosistemas naturales deben de tratar de imitarlos: hacer biomímesis.

Esto distingue claramente a la agricultura convencional e industrial de la ecológica. La primera tiende a una enorme simplificación (al monocultivo, como el caso de los millones de hectáreas de soja transgénica en Argentina) y a prescindir de la tierra y de los campesinos como hemos visto, y la segunda se tiene que manejar en una complejidad próxima a los ecosistemas naturales, y para ello tiene que tener muy en cuenta el suelo fértil, el manejo de policultivos y las asociaciones de lo forestal con lo pecuario y con la propia  agricultura.

En efecto, la agricultura ecológica mantiene la riqueza del suelo en base a hacer su reposición anual con estiércol, compost, abonos verdes y restos de cosecha, que necesita a los microorganismos del suelo para su conversión en nutrientes, para que posteriormente puedan ser incorporados por las plantas. E igualmente, las estrategias de protección de las plantas de los parásitos son biológicas, es decir son estratagemas por
medio de las cuales se introducen depredadores naturales de los parásitos o se “alimentan” a éstos con otras plantas cultivadas ad hoc en las parcelas (setos por ejemplo). Asimismo, los manejos que asocian plantas y árboles (agroforestales) y plantas y animales domésticos (agroganaderos) suministran abonos y mejoran
notablemente la fertilidad y estabilidad del suelo.

El suelo fértil es de una diversidad asombrosa: en él viven millones de seres vivientes. Por ejemplo, en una cucharilla de café pueden vivir 200 nemátodos, 218.000 algas, 288.000 amebas, 400.000 hongos, 1.000 millones de actinomicetes y 100.000 millones de bacterias. Por ello es una máquina de producir fertilidad, de suministrar nutrientes a las plantas y de fijar en el suelo el nitrógeno atmosférico. Por eso, prescindir de esta enorme diversidad edáfica, como hace la agricultura industrial, termina siendo suicida.

11/12/13

Diez razones para una alimentación ecológica y de proximidad VI

Sexta razón: las prácticas ecológicas cuidan el suelo fértil y ahorran agua

La agricultura industrial (con pesticidas y transgénica) está tratando de producir alimentos sin campesinos y sin tierra.

Lo primero, expulsando a los campesinos de sus tierras por compra, alquiler, endeudamientos o meramente por las bravas. Los trata de sustituir por corporaciones financieras que encargan la siembra directa, las fumigaciones y la recolección a empresas especializadas, y la venta a multinacionales de la comercialización como Cargill. E introducen un alto nivel de mecanización y robotización (labores del campo sin campesinos y a través de GPS y mando a distancia).

También están prescindiendo del suelo fértil; lo sustituyen por abonos de síntesis, pesticidas y herbicidas. Como están alquilando en grandes extensiones (la soja transgénica en Argentina, por ejemplo) no les importa agotar los suelos o salinizarlos, y no se hacen responsables de la contaminación de las aguas con nitratos y otros tóxicos.

En todo caso, el suelo fértil es un ecosistema riquísimo en microorganismos, flora y fauna que fija nitrógeno del aire, mantiene mucha materia orgánica, por lo que contribuye a frenar el cambio climático y retiene el agua mucho más que los suelos dedicados a la agricultura convencional. Suministra a los cultivos todos los nutrientes que necesitan, dando lugar a alimentos muy nutritivos como hemos visto, a condición de que haya una reposición anual de abonos verdes, restos de cosecha y excrementos de animales.

Los suelos fértiles bien conservados aseguran por miles de años cosechas saludables de alimentos. Los suelos fértiles degradados necesitan cientos y miles de años, según los lugares, para volver a formarse. Son, desde esta perspectiva temporal, bienes no renovables.

“No hay ningún nicho en entornos de suelo y raíz que no haya sido colonizado por algunas arqueas, bacterias u hongos y estos organismos proporcionan servicios ambientales insustituibles a través de sus decisivos papeles en el ciclo del carbono, del nitrógeno, del fósforo y del azufre”.